Bendice mi pequeña cocina, Señor, y que sea un lugar donde trabaje con profundo agradecimiento por todas las bendiciones que has traído a ella. Que esta pequeña cocina sea un refugio de paz, consuelo, amor y júbilo para todos los que pasen a charlar un rato o que necesitan una palabra de aliento. No me dejes preocuparme por necedades, sino que se convierta en un lugar donde todos los que entren por su puerta encuentren una cálida bienvenida, y que nuestra conversación sea sazonada con sal llena de gracia y verdad.
Gracias por la provisión de comida que generosamente nos das para nuestro sustento diario. Mientras preparo la comida, déjame meditar sobre la belleza de Tu persona y las muchas promesas hermosas que has derramado en nuestras vidas. Y Señor, que nuestra nutrición espiritual provenga siempre de Tu Palabra.
Señor, mientras estoy frente a mi pequeño fregadero, Te doy gracias porque eres el agua pura de vida. Mientras horneo mi pan y mis pasteles, Te bendigo porque eres el Pan de vida que fue enviado desde los cielos para alimentar nuestros corazones y sustentar nuestras vidas.
Bendice mi cocina, Señor, y que todo lo que diga y haga dentro de estas paredes sea conforme a Tu voluntad. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.