Padre celestial, oro por mi querido amigo que ha contraído una grave enfermedad y, Señor, Tú conoces mejor que yo las dificultades y los problemas que ha provocado esto. Ayúdanos a acudir a Ti en este momento de profunda angustia, y ruego que rodees a mi querido amigo con Tus brazos de consuelo y bendición. Derrama en nuestros corazones Tu paz que sobrepasa todo entendimiento. Fortalece nuestros corazones y sosiega los miedos de todos los afectados con la esperanza bendita que tenemos en Jesucristo nuestro Señor.
Señor, pongo la vida de mi querido amigo bajo Tu cuidado, y ruego que Tu mano de bendición se pose sobre todos nosotros durante los días y las semanas por venir. Y Señor, Te pido que Tu toque sanador se pose sobre este ser querido, a quien amamos profundamente.
Señor, Tu mano sanadora no ha perdido su poder, y Tu brazo tampoco ha perdido su fuerza; por lo tanto, ruego que actúes e inundes de sanación el cuerpo quebrantado de nuestro amigo y que brindes plenitud a su alma. Y Señor, Te alabamos porque, sin importar cuál sea el resultado, Tu gracia basta para todas nuestras necesidades y Tu amor por cada uno de nosotros es infinito.
Consuela y bendice a este querido amigo nuestro, y que cada uno de nosotros sepa con certeza que Tú tienes el control y que nada puede pasar que Tú no sepas. En nombre de Jesús,
Amén.