Padre celestial, gracias porque soy una creación admirable y porque me conocías incluso antes de que me concibiera mi madre. Gracias porque conoces todo sobre mí y porque no hay nada oculto en mi interior que Tú no sepas.
Gracias porque tanto me amas que moriste por mí en la cruz, y gracias porque resucitaste de entre los muertos y derribaste el poder del pecado y de la muerte en mi vida. Oh Señor, me diste la vida cuando nací físicamente en este mundo y luego me diste vida espiritual cuando renací en Tu familia, por la gracia y mediante la fe en el Señor Jesucristo. Quiero agradecerte con todo el corazón por ser mi Salvador y por haber perdonado mis pecados, por haber redimido mi vida de la destrucción, por haberme sacado del lodo cenagoso y haber puesto mis pies en la Roca de mi Salvación. Señor, deseo dedicarte todo lo que soy, vivir mi vida en humilde sumisión, poner los ojos en Jesús, confiar en Tu Palabra y obedecer Tus mandamientos.
Señor, quiero vivir por la fe y no por la vista. Quiero caminar en espíritu y en verdad para alabarte y glorificarte y no simplemente satisfacer mis afanes y deseos personales. Dame gracia para vivir una vida que Te complazca, y déjame convertirme en un sacrificio vivo, santo y aceptable para Ti. Ruego que examines mi corazón en busca de cualquier área que no Te complazca y, con el poder de Tu Espíritu, me ayudes a ser santo, pues Tú eres santo. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.