Padre celestial, gracias porque conoces todo sobre mí y porque incluso sabías que algún día aceptaría al Señor Jesucristo como mi Señor y Salvador. Padre, no lo comprendo, pero creo en ello, pues Tu Palabra dice que es cierto, y porque antes de la creación del mundo, Tú sabías todo sobre mí y me predestinaste para que fuera Tu hijo en Cristo.
Padre, qué maravillosos y magníficos son los privilegios y las bendiciones que me has brindado por el solo hecho de haber confiado en Jesucristo, y Te alabo y Te agradezco por Tu bondad y benevolencia hacia mí.
Ruego poder vivir una vida piadosa que Te complazca, y que todo lo que diga y haga honre Tu nombre, pues es un gran privilegio ser Tu hijo, y quisiera servirte con todo mi ser. Te pido que me uses para predicar el glorioso evangelio de la gracia ante todos los que pongas en mi senda.
Padre, muchos están perdidos, fatigados, tristes, heridos, desalentados y deprimidos; sin embargo, ruego que muchos lleguen a tener fe en el Señor Jesucristo y sean adoptados en Tu familia, y entonces Te cantaremos eternamente alabanzas por la maravillosa gracia que has tenido con tantos.
Gracias, Padre, por habernos adoptado en Tu familia y por habernos sentado junto a Cristo en lugares celestiales. En nombre de Jesús,
Amén.