Querido Señor Jesús, gracias por la promesa de que nadie puede arrebatarnos de Tu mano ni tampoco de la mano de Tu padre. Oh Señor, pareciera que este mundo se vuelve cada año más peligroso y más violento; sin embargo, Te doy gracias porque, pase lo que pase en nuestras vidas, estamos a salvo en Tus manos, pues en Ti tenemos vida eterna por el solo hecho de ser Tus hijos.
Protégenos, Señor Jesús, y cuídanos mientras cumplimos con nuestros deberes cotidianos en este mundo. Señor, nos has puesto a cada uno de nosotros en el lugar donde quieres que estemos y, aunque estamos rodeados de peligros y dificultades, rogamos que brindes Tu protección y amor a todos Tus hijos.
Mantenos siempre a salvo en Tus manos y, Señor, úsanos para dar ánimo y cuidar a los demás que enfrenten peligros y dificultades. En nombre de Jesús,
Amén.