Querido Dios Padre, Te alabo y Te agradezco por Tu benevolencia y gran misericordia que se renueva cada mañana y que permanece firme e inquebrantable durante todo el día, para así darme fortaleza y sostenerme. Gracias por la gloria de la cruz, pues sé que fui separado de Tu corazón lleno de amor y expulsado del reino del cielo. No hay palabras que puedan describir la admiración que siento por haber enviado a Tu Hijo unigénito a la tierra, hecho hombre, para que viviera una vida de rechazo y dolor, y sufriera y muriera por mí en la cruz de El Calvario, de manera que mis pecados pudieran ser perdonados y pudiera vivir eternamente junto a Ti en el cielo.
Gracias, Padre, porque aunque era indigno de acercarme a Tu trono glorioso y era esclavo del reino de las tinieblas, con Tu misericordia y gracia, descendiste y me liberaste de la esclavitud de Satanás y del abismo del pecado, y me sentaste junto a Cristo en lugares celestiales y derramaste en mí Tu gracia y favor que no merecía. Gracias, pues ahora soy uno de Tus hijos redimidos. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.