Padre celestial, gracias por este nuevo día y por las oportunidades y los desafíos que inevitablemente se cruzarán por mi camino. Señor, ruego que me acompañes en todo lo que diga y haga, y ayúdame a ser una luz que brille en un lugar oscuro, donde los demás puedan ver al Señor Jesús en mí.
Manten mi mente alerta y dame sabiduría para saber cuándo hablar y cuándo callar. Supervisa mis decisiones, y hazme confiar en las gentiles ordenanzas del Espíritu Santo, pues Señor, sé que conoces el mejor plan para mi vida, y confío en que lo llevarás a cabo por completo.
Te pido que bendigas de manera especial a cada uno de mis colegas de trabajo, y si surge la oportunidad de dar testimonio sobre la verdad de las Sagradas Escrituras, ayúdame a estar preparado para hablar, a no enfadarme y a compartir la verdad del evangelio de la gracia, así como a estar dispuesto y preparado para defender mi fe en Ti. Sé mi guardián y guíame en todas las cosas, y glorificado seas en mi vida el día de hoy. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.