Padre celestial, deseo vivir una vida fructífera en Cristo. No me dejes seguir los consejos de los hombres y las mujeres impíos. Aléjame de la senda de los pecadores y no dejes que me influencien aquellos que desprecian la Palabra de Dios. En lugar de eso, hazme deleitarme en Tu Palabra y meditar sobre sus verdades de día y de noche.
Hazme cultivar una vida con abundante fruto, con los ojos puestos en Jesús día a día. Hazme depender de Su gracia suficiente, confiar en Su Palabra minuto a minuto, y mantener mi esperanza solo en Él, Que es el autor y consumador de mi fe, pues al conocerlo recibiré vida eterna. Ruego en Su hermoso nombre,
Amén.