Amante Señor Jesús, nuestro más misericordioso Salvador y amigo, se nos parte el corazón al ver a este hermoso niño sufrir y esfumarse de nosotros con tanta rapidez. Oh Señor, Te encomendamos esta vida indefensa, que ha sido una alegría y una bendición para todos nosotros, y la dejamos en Tus manos fuertes y amorosas.
Señor, cuánta alegría, cuántas risas y cuántos buenos momentos tuvimos juntos, y cuánta valentía hemos visto nosotros que ya somos adultos, sabiendo que su vida pendía de un hilo entre la vida y la muerte.
Señor, sabemos que eres un Dios que puede convertir la muerte en vida, pero también sabemos que este hermoso niño, a quien amamos mucho, está frente a las puertas de la muerte. Si esta es la hora en que te lo debes llevar a casa para estar junto a Ti, Dios, Te pido que nos consueles y nos des fortaleza y sobre todo a sus padres, que sienten un profundo dolor.
Gracias, pues esta vida indefensa ha llegado a conocer al Señor Jesús como su Salvador, y ruego que Te mantengas cerca mientras se aproxima la hora de su partida, al menos por ahora, hasta que nos reunamos en las mansiones celestiales que has preparado para todos nosotros.
Amante Señor Jesús, dejo a este niño en Tus brazos amorosos. Ruego que lleves suavemente a casa a Tu cordero,
Amén.