Padre Celestial, mi corazón sufre por la pérdida de mi querida hija. Padre, no sé cómo orar ni qué orar, pero sé que has prometido consolar a aquellos que sufren y auxiliar y dar fortaleza a todos Tus hijos en sus momentos de sufrimiento y aflicción.
Ruego que me rodees con Tus brazos reconfortantes en este momento. Mi hija me ha sido arrebatada de manera prematura, y sufro por su partida. Me pregunto cómo podré soportar este dolor que me desgarra el corazón; sin embargo, sé que en Tu mano están nuestros años. En Tu mano también estaban sus años, y creo que incluso en esto convertirás la tristeza en algo bueno.
Conforme a Tu abundante benevolencia y misericordia, ruego que me cubras con Tu inmensa compasión y gracia, para así enfrentar el futuro sabiendo que cada día es una dádiva Tuya, que debe aprovecharse de acuerdo a Tu voluntad y Tus propósitos. Gracias porque me acompañas en mi dolor, y gracias también porque Tu júbilo prometido vendrá al amanecer. En nombre de Jesús,
Amén.