Querido Dios, ¿por qué, oh por qué? Tuve a mi bebé por muy poco tiempo, y ahora se fue. Mi sensación de sufrimiento y pérdida es tal que sobrepasa la tristeza normal, pues esta vida indefensa me fue arrebatada de manera muy temprana, y pareciera no tener sentido. Señor, no lo comprendo.
Personalmente, siento dolor por mi pérdida y rabia porque no debería haber pasado y porque podría haberse evitado. Me siento incapaz de hacer nada y tengo una sensación arraigada de incomprensión. Sin embargo, a menudo no comprendemos la razón por la que pasan las cosas en la vida, ¿verdad? Señor, en realidad no lo comprendo, pero ruego que me ayudes.
A quién más podría acudir en este momento más que a Ti, Dios Padre. Quién más comprende qué se siente perder a un niño tan amado y querido, pero Tú también experimentaste un sufrimiento profundo y conociste bien el dolor, pues perdiste a Tu Hijo amado de una manera muy cruel y absurda en la cruz de El Calvario.
Señor, no lo comprendo, pero quiero confiar en Ti, pues sé que algún día secarás cada lágrima de nuestros ojos. Ayúdame a asimilar mi pérdida, y aunque sé que jamás podré olvidar por completo mi dolor, ruego que este me permita crecer de manera de apoyar a los demás que sufren una tristeza similar y que experimentan su propia pérdida dolorosa. Por tanto, Padre, dejo mi vida en Tus manos. En nombre de Jesús,
Amén.