Oración por la intimidad con Dios y una vida cristiana fructífera

Querido Padre Celestial, eres el Rey de reyes y el Señor de señores y mi roca eterna de Salvación. Solo Tú eres digno de ser alabado y adorado. Solo Tú eres digno de recibir todo el honor y la gloria, pues solo Tú eres el Dios todopoderoso, el Alfa y la Omega.

Te doy gracias, Señor, con todo mi ser, por haber hallado a un pecador como yo y haberme rescatado de la esclavitud del mundo a la que estaba sometido. Me sacaste del pozo de la desesperanza, perdonaste mis pecados y me vestiste de la justicia pura de Jesucristo, mi Señor y Salvador, a Quien sea todo el honor y la gloria, por los siglos de los siglos.

Señor, nos has dicho que el secreto para ser fructíferos es permanecer en Ti y habitar en Ti, y dejar que la Palabra de Cristo habite en nosotros de forma abundante. Señor, ruego poder permanecer en Ti, crecer en la gracia y madurar en la fe, al llegar a conocer al Señor Jesús de una forma cada vez más íntima. Ruego que, a través del poder de Tu Espíritu Santo que actúa dentro del templo de mi cuerpo, pueda tener una vida fructífera que honre al Padre.

Señor, con Tu gracia y bondad, acércame a Ti. Dame un corazón generoso, un espíritu enseñable, oídos que escuchen y un corazón observador, para así poder llegar a conocerte y amarte cada día más. Abre mis ojos para ver aquellos ámbitos de mi vida que impidan Tu buena obra en mí, y ruego que me lleves a una comunión cada vez más profunda contigo. Ruego en nombre de Jesús,

Amén.