Rogamos que des sabiduría al pequeño y fiel bando de intercesores cristianos que se interponen ante el Señor, en representación de muchos que ignoran las batallas espirituales que causan estragos en los lugares celestiales. Haz brotar en cada uno de ellos el corazón de un verdadero siervo que es imprescindible para que este ministerio especial sea eficaz; la clase de corazón servicial que se ejemplificó tan bien en la vida de nuestro Señor Jesucristo.
Ayúdale a cada intercesor a ignorar sus propios intereses y a desarrollar la mente de Cristo, de forma que su voluntad sea devorada en la Suya mientras se sumerge en este servicio fundamental a Dios. Al igual que Cristo en el jardín de Getsemaní, que aprendan a decir: "Hágase Tu voluntad, no la mía", hasta que los absorba la voluntad del Padre, para así alabarlo y glorificarlo,
Amén.