Padre Celestial, alabo Tu nombre, pues soy una nueva creación en Cristo y un integrante de Su cuerpo. Te doy gracias, pues Él vino a la tierra a morir en el madero de la crueldad para que yo pudiera nacer en una vida nueva y permanecer con Él para siempre en lugares celestiales.
Señor, ayúdame a mantener los ojos puestos en el Señor Jesús y enfocados en Su victoria. Ayúdame a capturar cada pensamiento que entre a mi mente, para que no sea contaminado por todo lo que hay en el mundo. No permitas que mi atención se desvíe de las cosas que tienen importancia eterna hacia las cosas temporales del mundo, las cuales se desvanecen con rapidez. Señor, ayúdame a enfocarme en Ti al despertar en la mañana, al descansar por la noche, y en cada asunto de cada día.
Señor, deseo crecer en la gracia y madurar en la fe. Ayúdame a no perder la esperanza ni cansarme de hacer el bien, sino que a enfocar mi corazón en las cosas de arriba y estar dispuesto y preparado para defender la gloriosa esperanza que hay en mi interior. En nombre de Jesucristo, mi Señor y Salvador,
Amén.