Querido Señor, me está costando mucho dormir. Mi mente no se calma, y pareciera pasar toda la noche pensando y dándome vueltas por las preocupaciones de la vida que sacuden mi corazón.
He venido a Ti, mi Pastor celestial, pues soy una de Tus ovejas, uno de Tus corderos. Hoy he venido a ti porque has prometido que en verdes pastos me harás descansar y que junto a aguas tranquilas me pastorearás. Has prometido confortar mi alma. Señor, mi buen Pastor, ruego que me guíes hacia pastos más tranquilos. Necesito más que nunca tales verdes pastos. Te pido que me ayudes a acostarme en paz y a descansar en Tus brazos de amor, pues solo Tú, oh Señor, me ayudarás a dormir a salvo.
Amén.