Padre amado, has sido mi Roca en la adversidad, mi Paz en la angustia y mi Refugio de las tempestades de la vida. Pero Señor, a medida que pasan los años, me siento agotado y cansado con la vida en general, y necesito que seas mi Pastor bondadoso y misericordioso, pues arrastro los pies al caminar y mi salud muestra síntomas de fatiga. Cárgame sobre Tu hombro, Salvador mío, y déjame descansar tranquilamente en Tus brazos amorosos. Dame la fortaleza para enfrentar cada día, pues Tu amor por mí se renueva cada mañana.
Señor, has sido mi fiel Amigo durante mucho tiempo de mi vida. Me guiaste durante mi niñez y me acompañaste durante mi juventud despreocupada. Me acompañaste mientras conocía las alegrías y las aflicciones del matrimonio, y me apoyaste durante los años frenéticos de la paternidad/maternidad. Y ahora, en el crepúsculo de mi vida, me siento muy agradecido porque eres mi hermoso Salvador que tanto me amó que recibió el castigo que yo merecía en la cruz de la crueldad. Cómo podría agradecerte lo suficiente, Señor mío y Dios mío.
Ruego que me visites a mi avanzada edad y me nutras cada día que acuda a Tu hermosa palabra para obtener mi sustento diario. Te amo, Señor, y aunque anhelo estar junto a Ti y verte cara a cara, mientras haya aliento en mi cuerpo, úsame como un canal por el que fluya Tu amor hacia los demás. Gracias, Padre, pues puedo acercarme con toda confianza a Tu trono de gracia, en el maravilloso nombre de mi Señor y Salvador, Jesucristo,
Amén.