Padre del amor y de la gracia, me regocijo porque soy Tu hijo y porque he sido salvado a través de la sangre de Cristo y me he convertido en una nueva creación en Él. Gracias porque todos mis pecados son perdonados por la gracia y mediante la fe en Él, y porque no hay condenación para aquellos que permanecen en Jesucristo.
Señor, quiero someter mi voluntad a la Tuya y decir cada día: "Hágase Tu voluntad, no la mía". Ayúdame a mantener la fe minuto a minuto mientras Te entrego mi vida. Sostenme con la diestra de Tu justicia, y ruego que no me dejes caer. Llévame por la senda de la justicia por amor de Tu nombre, y guíame hacia la eternidad. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.