Padre amado, he traído ante Ti a cada uno de Tus hijos que son víctimas de la persecución en la cárcel o en campos de trabajos forzados. Dios Padre, ruego que te mantengas cerca de cada uno de los que han sido encarcelados por su fe, y que derrames Tu gracia salvadora en sus vidas y corazones.
Que Tu Espíritu Santo penetre su ser con Tu paz que sobrepasa todo entendimiento, y que Tu esperanza sustentadora dé calor a sus corazones heridos, sabiendo que pueden acercarse a ti y que los acompañas en el espantoso tormento que atraviesan. Infúndeles el significado de Tu cercanía y presencia, y que Tus ángeles santos sean espíritus ministrantes que los rodeen y los apoyen de día y de noche.
Señor, estoy seguro de que las dudas y los miedos que inundaron sus mentes durante su captura deben ser estremecedores y van más allá de lo que podemos imaginar, pues nunca hemos tenido que experimentar semejantes atrocidades. Sin embargo, con Tu gran amor y misericordia, derrama Tu fortaleza y apóyalos con Tu benevolencia y piedad. Que cada uno de ellos encuentre en Ti la profunda paz y el descanso que necesitan sus almas. Padre, son Tus hijos y nuestros hermanos y hermanas. Sostenlos firmemente en la palma de Tus manos amorosas. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.