Padre amado, gracias porque nos asemejamos cada día más a la imagen del Señor Jesús, y por la obra que has prometido hacer en cada una de nuestras vidas.
Señor, Tú conoces las dificultades cada vez más grandes que enfrento en esta relación en particular. Conoces mis debilidades y mis defectos, y sabes muy bien que me cuesta cada vez más ser amable cuando estamos en compañía del otro. Sin embargo, Señor, sé que esta turbación que hay en mi interior no es Tu voluntad para mí. Sé que deseas que la gracia y el amor del Señor Jesús fluya desde mí hacia los demás, no solo hacia aquellos con los que me llevo bien, sino que sobre todo hacia aquellos con los que no me llevo tan bien.
Ayúdame a descansar en Ti y a entregarte esta dificultad, pues nos has dicho que depositemos en Ti todo lo que nos agobie. Enséñame, Señor a responder como a Ti Te gustaría.
Hazme cambiar, Señor. Cambia mi actitud y mi corazón, para que sea Tu gracia la que fluya a través de mí y no mi propia negatividad. Señor, sé que sin Ti no puedo cambiar ni tampoco puedo ser la persona que Te gustaría que fuera. Sin embargo, mientras permanezco en Cristo y habito en Ti, y mientras capturo cada pensamiento negativo y Te lo entrego en oración, ruego que se forme en mí Tu magnífica gracia. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.