Dios misericordioso, he traído ante Ti a todos los que creen ser un caso perdido y que creen que no hay salida a la terrible adicción en la que están atrapados. Señor, hay muchas personas que se han convertido en esclavos de diversas formas de adicción; sin embargo, sabemos que hay gran esperanza para todos, sin importar qué tan hundidos estén, ya que Cristo murió por todos. Con su muerte pagó el precio de todos los adictos, y lo único que tienen que hacer es creer que Cristo murió en la cruz para recibir el castigo que ellos merecen y que resucitó para darles la vida. Si tan solo lo creyeran...
Ten misericordia y compasión de todos lo que se encuentran atrapados en sus adicciones, y ruego que los saques de esta terrible existencia, que es tan dañina y degradante.
Bendito seas, Padre, y que Tu Espíritu Santo alcance y salve a las almas que acuden a Cristo como su Salvador.
Amén.