Gracias, Padre, porque soy Tu hijo. Gracias porque estoy posicionado en Cristo por la gracia y mediante la fe en Él. Y gracias, Padre, porque has unido con nuestro Señor Jesucristo a todos los que confían en Cristo como su Salvador, y nos has hecho hermanos y hermanas en Él. Gracias porque somos integrantes de Su cuerpo y porque somos edificados para ser Tu morada santa.
Padre, a medida que la perversidad de este mundo aumenta y el amor de muchos se ha enfriado, ruego que unas a los integrantes de Tu cuerpo en profunda comunión y en ferviente oración el uno por el otro. Únenos a través del vínculo del amor y de la paz y sostennos en oración mientras caminamos en la luz del glorioso evangelio de la gracia y esperamos Tu pronto regreso. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.