Dios Padre, ¿qué puedo decir? Mi esposa me ha dejado, diciendo que ya no soporta estar conmigo y que ya no me ama. ¿Cómo es posible? Me esforcé mucho por darle todo lo que quería, pero ahora que son tiempos difíciles, quiere sacarme de su vida para siempre, e incluso me ha pedido el divorcio.
Perdóname, Señor, por el papel que he desempeñado en esta ruptura entre mi esposa y yo. Tal vez me preocupé demasiado por satisfacer las comodidades de la vida, en lugar de consolarla y amarla como lo necesitaba. Tal vez miré muy por afuera de las paredes de mi hogar para satisfacer mis propias comodidades, y quizás me sentía halagado con facilidad cuando los demás se veían atraídos hacia mí.
Perdóname por dejar que mi matrimonio fracasara al punto de la separación, incluso el divorcio. Pero gracias, Señor, por todo lo que hiciste por mí en la cruz de El Calvario. Sé que no hay pecado que haya cometido en pensamiento, palabra o acción que no haya sido perdonado en la cruz, pues nos han dicho que el único pecado imperdonable es no creer en Jesús, y yo confío en Jesucristo como mi Salvador.
Señor, ruego que nuestro matrimonio no termine en el divorcio, sino que, con Tu gracia, nos vuelvas a unir, para comenzar de cero, contigo al mando de nuestro hogar, sin que yo piense que debo demostrar lo que valgo. Gracias, Jesús, porque siempre estás ahí para ayudarme.
Amén.